Emprender es mucho más que crear empresas.
Y, para justificar esta frase, voy a contar una historia.
Mi hermana es médico, y trabaja de anestesista en un hospital de Madrid. Como residente que es, pasa buena parte de su tiempo en la sala común en la que los médicos echan las horas esperando a ser llamados durante sus guardias…
Esta sala está lejos de ser una acogedora y confortable cafetería, de tonos cálidos, sofás cómodos y ambiente distendido. Es aburrida, triste, con las paredes blancas, muebles básicos… lo esperable en un hospital.
Un día, descansando en aquella sala común, mi hermana se dio cuenta de la cantidad de horas que pasaba ahí, y de la cantidad de horas que le quedaban por pasar, y se percató de lo triste de su entorno, y de la necesidad de hacer algo para mejorarlo. Así, se le ocurrió decorar las paredes con fotografías.
Pero claro, había un pequeño problema. Eso era una sala común y ella sola no podía elegir la decoración. Se le ocurrió entonces organizar un concurso de fotografía entre los médicos y residentes del departamento de anestesia, con una temática que interesase a todos: «Despertar». Hizo un pequeño tanteo entre sus compañeros para ver si estarían interesados en participar y se puso manos a la obra.
Colgó carteles (que creó ella misma con sus limitados conocimientos de Power Point), definió unas bases de concurso mínimas, un plazo límite para mandar las fotografías y le explicó a los interesados que intentaría tener algún premio para el ganador (a las malas unas cervecillas en el bar de siempre). Tenía algo de miedo por si la gente no le fuese a seguir el rollo, pero aún así siguió adelante con su idea.
Acabado el plazo de presentación de fotografías, el concurso había tenido una acogida buenísima, lo cual le motivó para seguir haciendo del proceso algo más que una simple elección por su parte. Clasificó las fotografías presentadas en distintas categorías, volvió a colgar carteles explicando ahora el formato de votación y los plazos, expuso las fotografías en un cuadernillo en la sala común y puso un buzón de votación anónimo al lado para que la gente votase.
Paralelamente, se puso a buscar financiación para la impresión de sus fotografías. Habló con el gerente de su sección quien, aunque reticente al principio, viendo la motivación del personal con el tema, acabó por escribirle que le ayudaría a gestionarlo. Además, moviéndose un poco, tuvo la suerte de conseguir, a través de contactos, un premio más que jugoso para el ganador.
Mi hermana consiguió levantar el espíritu de los médicos, proporcionarles una manera de llevar el día a día en el hospital de manera más amena, generar buen rollo y entusiasmo y sobre todo, decorar esa sala común entre todo el equipo. Algo que iba a beneficiar a todos y por mucho tiempo.
No sólo eso, sino que plantó la semilla del interés en otros departamentos, habiendo incluso médicos de otras plantas que le pidieron que organizase el mismo concurso para sus salas comunes.
Y, ¿A dónde quiero llegar con esta historia?
Es evidente que la decoración de esa sala común es algo que beneficia a todos los que la usan. A todo el que tiene que pasar tiempo en un hospital le alegra tener fotografías bonitas decorando las paredes, en lugar del triste color blanco, pero todo el mundo asume que así son las cosas.
A nadie se le pasa por la cabeza que podría existir la posibilidad de cambiarlo. Y, aquellos que sí que ven esa opción de mejora, suelen conformarse con lo que ya está porque consideran el esfuerzo de cambiarlo demasiado grande como para siquiera planteárselo.
Eso es, para mí, emprender. Identificar un problema, y echar ganas y esfuerzo para solucionarlo. Sacarle el mejor partido a los recursos que uno tiene a su alcance y enfocarlos en resolver ese problema.
No dar por sentado lo ya existente como única opción; evaluar alternativas e inventar nuevas opciones.
Con esta historia, mi hermana demuestra que es también emprendedora. No tiene conocimientos de administración de empresas, ni la más mínima intención de formar una startup y, sin embargo, su emprendimiento es tan necesario como el de aquel que funda una startup buscando reducir el consumo de plástico en el planeta.
Las startups son una de las muchas maneras en que las mentes emprendedoras pueden mejorar las cosas. Pero no son, ni de lejos, la única. De ahí que fomentar el emprendimiento en la Universidad sea tan necesario.
Las startups son una de las muchas maneras en que las mentes emprendedoras pueden mejorar las cosas.
Potenciar el emprendimiento en la Universidad mediante el desarrollo de actividades, talleres, concursos, hackathones, workshops, son la mejor manera de despertar mentes y de impulsar la creatividad y el pensamiento crítico e independiente. Y éstas son cualidades necesarias en los jóvenes de hoy en día, que serán quienes definan y den forma a nuestro futuro, un futuro que viene cargado de retos que afrontar y resolver.
Escrito por Marina Moya
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